Re-construir confianzas: Un imperativo ético y social

Guillermo Tagle

La primera actividad de ICARE 2015 realizada esta semana, "Foro Empresarial: ¿Cómo viene el 2015?" presentó un mensaje fuerte y claro para Chile: Tenemos que Reconstruir Confianzas.

Estamos viviendo tiempos de dificultad. Chile ha sufrido un creciente "enrarecimiento" del aire. Nos cuesta respirar, en una Sociedad que parecía unida, progresista, dinámica y avanzando, de pronto han aflorado con fuerza, males que al parecer estaban "dormidos".

Un ambiente de "crispación" interna hace sentir que Chile enfrenta una crisis de identidad. Episodios complejos están afectado la confianza de la Sociedad en el mundo político y empresarial, han cuestionado la legitimidad del tipo de Sociedad que hemos construido en las últimas décadas y pareciera que de pronto, nos quedamos perplejos sin rumbo y sin liderazgos legítimos.

El ambiente y contexto en que por años se desarrollaron empresarios y empresas exitosas, globales y llenas de energía creadora, de pronto es cuestionado y sometido al juicio público más brutal nunca visto. Una desconfianza también creciente, en las instituciones y en las personas que dirigen los destinos de Chile en su vida política, también nos dejan en una incertidumbre de gobernabilidad que produce "vértigo".

¿Qué hacer para encontrar, recuperar y construir un rumbo que genere consensos, que ilusione, que permita a los jóvenes volver a soñar con un Chile mejor? ¿Qué hacer para que jóvenes comprometidos con la Patria y empresarios con talento, se bajen del balcón, dejen de "balconear", y se atrevan a tomar las riendas de nuestro destino? (Mensaje del Papa Francisco, Encuentro con la Juventud, Río de Janeiro)

Lo que sucede en Chile, no es un problema local. En muchos países que hoy buscan el desarrollo, se están viviendo tensiones y dificultades de características similares. En un mundo con conectividad total, en el que vivimos con transparencia "prístina", para ser sustentable y factible en el tiempo cada uno de los pasos y de los actos tienen que ser 100% correctos el 100% del tiempo, preparados para superar el escrutinio de la Comunidad en todo momento. La rentabilidad financiera sin sustentabilidad social, no será viable nunca más.

Aún cuando vivimos una profundización aguda de las dificultades de convivencia en nuestra Patria, una simple mirada a las tensiones y dificultades que se vive en el contexto internacional, demuestra que no somos necesariamente el enfermo más grave de la comunidad internacional. No se trata de ser conformistas, ni menos desmerecer la gravedad de los síntomas que empezamos a sentir. Pero si de apreciar y cuidar lo que tenemos. Es necesario un llamado de urgencia a cambiar la tendencia pro odiosidad y pesimismo que nos ha empezado a invadir. Chile ha sido una país privilegiado en muchas materias. Hemos vivido en Paz, progresando, creciendo y construyendo una Sociedad más tolerante, moderna y progresista por casi 25 años corridos. Pero podríamos quedar en la mitad del camino. Tenemos que ser capaces de dar un salto al nuevo nivel de desarrollo, con crecimiento económico, progreso político y paz social. Pero ello sólo podrá ocurrir, si logramos construir una institucionalidad fuerte y confiable, con políticas públicas de calidad y consistentes con los nuevos estándares de transparencia y equidad que hoy demanda la Sociedad.

¿Podremos lograr un 2015 mucho más positivo y constructivo que el año anterior? ¿Será posible retomar un ritmo de crecimiento económico y un clima de confianza empresarial que reactive la inversión? ¿Podremos avanzar en el diseño de un marco político y social con proyectos y cambios que puedan ser analizados y dialogados, para congregar consensos y poner el foco en un objetivo común? ¿Será posible construir liderazgos en el mundo político y empresarial, que ayuden a todos a recuperar la confianza en el prójimo y en nuestra institucionalidad?

Hacerlo es un imperativo ético fundamental. Tiene que ser la primera prioridad en que juntos, dirigentes del mundo empresarial, político y social trabajen para recuperar la unidad, y reconstruir las confianzas básicas que nos puedan permitir lograrlo.